martes, 9 de diciembre de 2014

Grasas trans

Como muy bien advertía Moliére “hay que comer para vivir, y no vivir para comer”. Sin embargo una de mis máximas preocupaciones son las grasas trans porque se están convirtiendo en una epidemia de la mala alimentación. Cada vez hay más estudios que sugieren que su consumo se relaciona con todo tipo de enfermedades como infarto, ictus, pérdida de memoria, hipertensión, obesidad, aumento del colesterol LDL (malo), disminución del colesterol HDL (bueno), diabetes e incluso cáncer. De hecho, la última investigación al respecto, presentada en las sesiones científicas de la American Heart Association en 2014, determinó que un elevado consumo de grasas trans está vinculado con una pérdida de salud cardiovascular y peor memoria.

Las grasas trans no se ven

Están ocultas en los alimentos procesados, y se utilizan en la industria alimentaria para aumentar el tiempo de conservación de los alimentos y las características de frescura y textura. Cómo decía Sócrates, “yo solo sé que no sé nada”.


¿Qué son?

Son un tipo de grasa que se forma cuando el aceite líquido se transforma en una grasa sólida añadiendo hidrógenos. Este proceso se llama hidrogenación y sirve para incrementar el tiempo de vida útil de los alimentos. Lo que en realidad sucede es que parte de las grasas poliinsaturadas se transforman en grasas saturadas. De esta forma se modifica el aspecto físico de los aceites, que pasan de líquido a estado sólido. Así se obtienen grasas y aceites para freír que son muy útiles para la industria alimentaria, puesto que ayudan a mejorar la perdurabilidad, el sabor y la textura de los productos. Y aunque algunos alimentos, como las carnes de cerdo y de cordero, así como la mantequilla y la leche, contienen de manera natural cantidades pequeñas de estas grasas hidrogenadas, la mayoría de las grasas trans de nuestra alimentación provienen de alimentos procesados preparados con aceites vegetales parcialmente hidrogenados.

¿Qué alimentos las contienen?

Mark Twain tenía la clave: “la única forma de mantener buena salud es comer lo que no quieres comer, beber lo que no te gusta beber y hacer lo que no prefieres hacer”. Si queremos hacer una alimentación sana la mejor forma es identificar si un producto contiene o no grasa trans, y para ello hay que leer la información que ofrece la etiqueta del producto. En la lista de ingredientes es donde se indica si el producto tiene grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas (indicativo de que el producto podría contener grasas trans). Según los criterios la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de grasas trans deben representar menos del 1% de las calorías diarias ingeridas, aunque evitarlas es realmente difícil, a no ser que se siga una dieta muy estricta.

 


• Bollería industrial: porras, churros, palmeras, croissants, galletas, donuts, magdalenas, barritas cerealeas, rosquillas, pan de molde...
• Fast food: hamburguesas, patatas fritas, pollo frito, nuggets...
• Sopas y salsas preparadas: muchas salsas elaboradas, con sabores irresistibles, contienen grandes cantidades de grasas trans...
• Aperitivos y snacks salados: patatas fritas, frutos secretos fritos...
• Caramelos y palomitas de maíz: especialmente las preparadas para hacer en el microondas, caramelos...
• Congelados, especialmente las pizzas...
• Productos precocinados: empanadillas, croquetas, canelones, productos rebozados (carnes o pescados)
• Helados y cremas no lácteas para el café...
• Margarinas, aunque algunas clases que han sido sometidas a procesos de hidrogenación han conseguido reducir en gran medida la cantidad de grasas trans de su composición...

Etiquetado y regulación de la industria de la alimentación 

A día de hoy, no existe ni en la legislación europea ni en la española ninguna obligación de declarar en el etiquetado su presencia, a pesar de que numerosos estudios han concluido que su ingesta aumenta el riesgo cardiovascular de obesidad y de diabetes tipo 2. La Unión Europea no ha impuesto unos límites máximos a su uso en la industria. De hecho, las grasas trans se quedan fuera de la aplicación del Reglamento Europeo 1169/2011, que marca qué y cómo deberá aparecer la información en las etiquetas de los productos envasados. El etiquetado nutricional será obligatorio y se da a las empresas un plazo de dos años a partir de esa fecha para que lo incorporen. Es lamentable que a día de hoy, no haya una regulación expresa limitando los ácidos grasos trans en los alimentos. Sólo Dinamarca, Austria, Suiza e Islandia, han desarrollado una legislación que ha obligado a la industria a limitar al 2% la cantidad de grasas trans utilizada en todos los productos. En EE.UU. y Canadá es obligatorio que en la etiqueta se detallen las grasas trans/grasas hidrogenadas de cualquier producto. Debería ser obligatorio que el etiquetado de los productos refleje el porcentaje y tipo de grasas trans que contienen y que desde Europa se apueste por normas que garanticen una mayor transparencia. Pero “sólo vive el que sabe”, decía Baltasar Gracián.


Lo mejor es eliminarlas de la dieta

Soy partidario de eliminarlas por completo de los alimentos procesados porque se reducirían los eventos cardiovasculares. A nadie le va a dar un infarto por tomar un día una bolsa de patatas fritas, pero lo ideal es evitar este tipo de grasas industriales, porque elevan el colesterol total y el LDL. Los ciudadanos desconocen la influencia perjudicial de las grasas trans que hay que eliminar drásticamente de la dieta. Su utilización en la alimentación baja los costes industriales, y obviamente la calidad de lo que consumimos. Según Doug Larson, “la esperanza de vida aumentaría a pasos agigantados si los vegetales olieran tan bien como el tocino”.

Cambios en la dieta

Parafraseando a Pitágoras “mide tus deseos, pesa tus opiniones, cuenta tus palabras”, ya que en definitiva, lo ideal es sustituir los alimentos y productos industriales por otros muchísimos más sanos, saludables y sobretodo naturales.

• Sustituye la bollería industrial por frutas frescas que son poco calóricas y muchísimo más saludables.
• Elimina los snacks y los aperitivos salados. Es mejor comer frutos secos en su estado natural, y aperitivos tales como verduras cocidas o aceitunas.
• Sustituye los productos precocinados por alimentos más naturales. Evita consumir productos congelados y trata de comprar alimentos lo más naturales posibles, como el pescado sin rebozar.
• Elimina los cereales azucarados o procesados y sustituyéndolos por cereales integrales, ricos en fibra. Al ser ricos en fibra te ayudarán a prevenir o reducir el estreñimiento.
• Sustituye el pan de molde por pan común, que además es mucho más saludable.
• Elimina el helado industrial y lo sustituyes por el que puedas tomar en una heladería artesanal.
• Procura una alimentación equilibrada y con productos naturales.

El secreto de la dieta mediterránea

Lo ideal es mantener una alimentación sana, rica en todo tipo de pescados, carnes magras, aceite de oliva, mucha fruta, verduras y legumbres, tiene un efecto muy beneficioso, especialmente en la prevención de la arterioesclerosis y por supuesto en la prevención del cáncer de colon (hoy tan frecuente). Por ello, hay que inclinarse por la dieta mediterránea, que contiene antioxidantes naturales y produce un efecto positivo sobre el mantenimiento de las funciones celulares.

Recordad que según Mike Adams “actualmente más del 95% de las enfermedades crónicas son provocadas por alimentos, ingredientes tóxicos, deficiencias nutritivas y falta de ejercicio físico."

Ya lo decía Hipócrates: “Curarse es cuestión de tiempo pero a veces también es cuestión de tener la oportunidad.”

Dr. Manuel de la Peña MD, PhD

martes, 2 de diciembre de 2014

El éxito comienza con el pensamiento

Y ahora, con todo mi entusiasmo, ha llegado el momento de invadir el Universo con un "pensamiento positivo" que es el que nos va a permitir alcanzar el éxito. Para crear una actitud mental positiva, nada mejor que intentar repetir una y otra vez el bello poema escrito por mi médico preferido, el Dr. Christiaan Barnard. Si lo practicas, lograrás que tu cerebro lo aprenda, pero sobretodo que lo "mecanice" y lo ponga en práctica:

En el mundo encontrarás
que el éxito comienza con el pensamiento del hombre.
Todo está en el estado mental.
Porque muchas carreras se han perdido
antes de haberse corrido,
y muchos cobardes han fracasado
antes de haber su trabajo empezado.
Piensa en grande y tus hechos crecerán.
Piensa en pequeño y quedarás atrás.
Piensa que puedes y podrás.
Todo está en el estado mental.

Si piensas que estás aventajado, lo estás.
Tienes que pensar bien para elevarte.
Tienes que estar seguro de ti mismo
antes de intentar ganar un premio.
La batalla de la vida no siempre la gana
el hombre más fuerte, o el más ligero,
porque, tarde o temprano, el hombre que gana
es el que cree poder hacerlo.


"Todo se puede conseguir con una actitud mental positiva"

Este poema ha sido adaptado por el Dr. Manuel de la Peña  MD, PhD